No hay duda de que la Navidad es una época muy emocionante para los
más pequeños. Con gran entusiasmo y ojos brillantes, nos cuentan todos
los juguetes que le han pedido a Papá Noel o a los Reyes Magos.
Y como es normal, los padres, en un afán de complacer a sus hijos, tienden
a hacer un esfuerzo para poder regalarles la mayoría de juguetes de esa
enorme lista. La media de regalos de Navidad por niño está en 8 por parte
de sus padres, pero a esa cifra hay que añadirle los regalos que reciben de
sus abuelos, tíos, primos, etc.
Sin embargo, ignoran que, con la intención de hacerles felices, en
ocasiones terminan por quitarles la ilusión. Y es que, como dice el dicho,
‘’menos es más’’. Uno de los principales problemas se encuentra en la
gran concentración de estímulos positivos en un solo día, tanta excitación
sobrepasa al niño y le desensibiliza.
Lo cierto es que hoy en día, los niños suelen tener de todo a cambio de
nada, y por ello no valoran los regalos que reciben. Por supuesto,
debemos estar agradecidos de poder darle a nuestros hijos todo lo que
necesitan, pero también tenemos que implantar en ellos una dinámica de
esfuerzo-recompensa, ya que así es como funciona realmente el mundo.
Reforzar en los niños este patrón puede resultar muy positivo para su
desarrollo como futuros adultos, contribuyendo a mejorar la motivación y
sin duda, aumentar su ilusión. No hay recompensa que se disfrute más
que aquella por la que se ha trabajado.
Algunos consejos para evitar que los niños estén hiper-regalados son:
– Limitar el número de regalos que los niños pueden pedir:
Nos sorprendería ver la facilidad de los pequeños para adaptarse a
estos cambios.
– No comprar todos los regalos que pidan:
La tolerancia a la frustración se fomenta haciendo entender al niño
que no todos sus deseos pueden cumplirse, y no por ello es un
fracaso. Aquellos regalos que no compremos pueden ser para otra
ocasión como su cumpleaños.
– Pactar previamente con el resto de familiares el número de regalos:
Si los abuelos ya van a traer tres regalos, entonces quizá
deberíamos comprar menos.
– Controlar el número de regalos que se dan en un día:
Una estrategia eficaz, especialmente si celebramos Papá Noel y los
Reyes Magos, es dividir los regalos en dos días. De esa forma el niño
tiene tiempo de disfrutar de sus juguetes antes de recibir los
nuevos.
María Cristina Ortiz Ruiz
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